domingo, 6 de noviembre de 2011

¡No vendamos a San Andrés!

Crecimiento económico no es igual a destrucción ambiental, pero eso es algo que las industrias de explotación minera no han entendido en su complejidad. El conflicto ambiental  inicia cuando, a comienzo de este año, la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH) adjudicó a Ecopetrol la exploración de un área de la  Isla de providencia, sigue con la denuncia del ministerio de medio ambiente, hace un mes, de los 38 títulos mineros otorgados para explotar 36.400 hectáreas de parque naturales colombianos y continua con la más reciente construcción de una planta de extracción de gas nafta en la rivera del río Sutamarchán en Boyacá, todas las cuales amenazan con destruir el paisaje, desplazar a sus habitantes y disminuir el turismo de la zona.


El argumento de los defensores de estos proyecto es el del desarrollo económico como base para mejorar  la calidad de vida, tal como afirmó el representante a la cámara por San Andrés Julio Gallardo al referirse a la futura planta petrolera:”nuestro país tiene todo el derecho a explorar la riqueza natural, si se logran regalías en cantidades apreciables, esto generará aun modus vivendi absolutamente mejor para los habitantes”; pero la voz de los ambientalista no se ha hecho esperar, como es el caso de June Marie Mow  quien dice: “ este proyecto ignora a todas luces, las características de la biodiversidad costera y marina y las dificultades para aislar las perturbaciones en su entorno” ”. Es necesario cambiar el concepto que se tiene acera del desarrollo y valorar más la riqueza natural que tenemos, antes de que quedemos con nuestro paraíso destruido, es por eso que los animo a que se unan a la recolección de firmas virtuales que ha inicio el movimiento social del archipiélago de San Andrés y a revisar los enlaces que porndré en este espacio y que informan más al respecto.


Hace por lo menos dos semanas, los habitantes de las islas de San Andrés y Providencia han iniciado una serie de marchas y movimientos públicos con el propósito de frenar la exploración de varios de los cayos que conforman su territorio. Territorio en el que viven y trabajan, en el que tienen una economía. Economía que está totalmente ligada con la naturaleza y en consecuencia con el mar y los arrecifes de coral que allí se encuentran, considerados los más grandes del mundo y declarados  Reserva Mundial de la Biosfera por la UNESCO en el 2002  y Área Marítima Protegida por el gobierno nacional. Pero ni las marchas ni las declaraciones parecen importarle a José Armando Zamora, el director de la Agencia Nacional de Hidrocarburos, quien por el contrario ha dicho, muy descaradamente, que la reserva de Biosfera no prohíbe el desarrollo de actividades económicas. Y lo que ha dicho es verdad porque los raizales que habitan estas islas desde hace décadas  no han encontrado ningún impedimento en la reserva  de Biosfera para  desarrollar actividades económicas como la pesca, el cultivo y el turismo las cuales son parte del PIB de el país y están amigablemente relacionadas con el  ambiente. El problema está en que las actividades económicas, a las que se refiere el señor Zamora, implican exploraciones de los suelos debajo del mar, más conocidas  con el nombre de exploraciones sísmicas, que consisten  en  realizar excavaciones y pequeñas explosiones  generadoras de temblores,  práctica que trae como consecuencia la ruptura indiscriminada de los esqueletos de los corales que conforman el arrecife más grande del planeta. Tal como afirmó la microbióloga Mari Mow, la fragilidad y sensibilidad ecológica del archipiélago no lo hacen apto para la exploración de combustibles fósiles, porque la vida misma de los habitantes depende y seguirá dependiendo del capital natural de las islas.

Si nos ponemos en la actitud de ignorar todas las violaciones en las que ha incurrido la ANH: desde el no consultar a los raizales acerca de las exploraciones, procedimiento establecido en los artículos 329 y 330 de la constitución nacional; pasando por el olímpico salto al artículo 207 de el plan nacional de desarrollo, si de desarrollo es de lo que se habla, en el que claramente se prohíbe la exploración y explotación minera en arrecifes de coral; hasta con  la defensa que hacen en uno de sus comunicados , al decir que las zonas adjudicadas no están en el interior de la isla  sino costa afuera y, que por lo tanto,  no los perjudica de ninguna manera, comentario que es más que ridículo tratándose de una población que tiene una relación socioeconómica inminente con el mar. Podríamos intentar imaginar la existencia de una planta petrolera en el archipiélago y pese a todo no  es tan fácil. Ligado a esto ¿dónde quedaría la supuesta planta? sería esto una más de las decisiones por tomar el tan apetecido desarrollo económico aun cuando vaya en detrimento de la  biodiversidad, población y cultura.

Zamora asegura que se generarían empleos de todo tipo, para  las personas de las islas: desde transporte, alimentación, vigilancia, restauración hasta tareas más especializadas. Pero la pregunta es ¿a costa de que se generaría ese empleo? Y ¿Por cuánto tiempo se lograría esta reactivación económica? , seguramente solo mientras la planta es construida porque en cuanto se ponga en funcionamiento necesitarán de sus ingenieros petroleros y demás profesionales de esta área que hagan el verdadero trabajo de extracción de petróleo, por tanto es un aparente beneficio o una cortina de humo temporal puesto que cuando se contraten sólo ingenieros que van a provenir del interior del país los raizales, se quedarán cruzados de brazos , sin empleo y sin recursos para volver a su antiguas ocupaciones puesto que tal como ellos lo manifiestan, “nosotros no sabemos vivir del petróleo, solo sabemos vivir de los recursos marítimos. ¿Qué vamos a hacer cuando acaben con lo que nos da de comer?” si los raizales vuelven a su antiguo entorno y lo encuentran destruido lo único que se generará, como ya ha ocurrido en otros espacios como es el caso del desastre de la plataforma petrolífera Deepwater Horizon en el golfo de Méjico del cual todavía no se conocen en totalidad los efectos medioambientales, es un claro ejemplo de los riesgos que se corren cuando se le apuesta a la explotación petrolífera a ultramar, más aun tratándose de una reserva ecológica como lo es esta arrecife coralino Ya está claro que a la ANH no le importa el desarrollo de la población de lo contrario habrían seguido todos los protocolos legales sin excusarse, como lo hicieron, en que por ser exploraciones a 200 metros por debajo del mar no necesitaban licencia alguna, ¡como Pedro por su casa!

Para Germán Márquez, biólogo que ha trabajado por más de 20 años en las islas , “lo más grave es que están proponiendo cambiarle la orientación al desarrollo del archipiélago y de una forma totalmente inconsulta” , se le está apostando a un “desarrollo” que pone en la cuerda floja,  además de la riqueza cultural y biológica , el bienestar y la salud de la comunidad sanandresana, cosa que recuerda la fábula de el perro  que perdió  su hueso  al querer alcanzar aquél que al parecer  era más grande y delicioso sin darse cuenta que era solo su propio reflejo en el lago en el que se miraba. Estudios epidemiológicos,  publicados en la revista de salud pública Panamericana han evidenciado que, en las zonas petrolíferas de Ecuador existe una mayor incidencia de todo tipo de cáncer tanto en hombres como en mujeres e incluso se observa un aumento de la frecuencia de leucemias en niños, esto es uno de los resultados de saltar  por el hueso del lago. Sería muy bueno recordarle al señor Zamora y de paso a todos lo que apoyan el supuesto desarrollo  deseando el reflejo en el lago, que sabiamente Schaller dijo “las cosas que estimulan el espíritu son intangibles: los viejos bosques, un río claro, el vuelo de un águila, el espacio y el silencio  sin ruido de motores. Esos son los valores que las personas buscan y que todos necesitan”

Si bien es una verdad para muchos que el avance de un país solo está dado por el aumento de su PIB  el cual , tal como lo indica la teoría del derrame, cuando llegué a su punto máximo beneficiará a toda la población independientemente de su estrato social, la pregunta que se hace es ¿y mientras llega al punto máximo qué con los otros?  Márquez cuestiona otro aspecto absurdo de todo este plan basado en esas teorías de economía primitiva y es el hecho de que las posibilidades de instalar una planta petrolera en el archipiélago son mínimas. La zona tiene un área total de 52 kilómetros cuadrados y una densidad poblacional que supera cinco veces a la de Colombia, no quedaría espacio para una planta, tendrían que sacar gente para algún lado o hacer una ciudad flotante. Queda el sinsabor, la duda latente de si estos “expertos en desarrollo”  han pensado en esto o si para ellos son minucias, pequeñeces, lo que está  muy claro es la frasecita célebre de sabiduría popular “uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde”
Sigue sin rimar el desarrollo con la destrucción ambiental y tampoco concuerdan los beneficios de empleo y aumento de la calidad de vida con el deterioro de la salud y la pérdida de patrimonio. Cada una de nuestras firmas y entradas a las urnas virtuales de protección ambiental sirve , para que el señor Zamora y todos sus adeptos se den cuanta de que no somos unos caídos del Zarzo y que conocemos bien el valor de nuestras reservas naturales, que está muy por encima de la” calidad” de vida que nos quieren vender.

domingo, 16 de octubre de 2011

Entregamos la verdadera riqueza por un poco de dinero

Crecimiento económico no es igual a destrucción ambiental, pero eso es algo que las industrias de explotación minera no han entendido en su complejidad. El conflicto ambiental  inicia cuando, a comienzo de este año, la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH) adjudicó a Ecopetrol la exploración de un área de la  Isla de providencia, sigue con la denuncia del ministerio de medio ambiente, hace un mes, de los 38 títulos mineros otorgados para explotar 36.400 hectáreas de parque naturales colombianos y continua con la más reciente construcción de una planta de extracción de gas nafta en la rivera del río Sutamarchán en Boyacá, todas las cuales amenazan con destruir el paisaje, desplazar a sus habitantes y disminuir el turismo de la zona.


El argumento de los defensores de estos proyecto es el del desarrollo económico como base para mejorar  la calidad de vida, tal como afirmó el representante a la cámara por San Andrés Julio Gallardo al referirse a la futura planta petrolera:”nuestro país tiene todo el derecho a explorar la riqueza natural, si se logran regalías en cantidades apreciables, esto generará aun modus vivendi absolutamente mejor para los habitantes”; pero la voz de los ambientalista no se ha hecho esperar, como es el caso de June Marie Mow  quien dice: “ este proyecto ignora a todas luces, las características de la biodiversidad costera y marina y las dificultades para aislar las perturbaciones en su entorno” ”. Es necesario cambiar el concepto que se tiene acera del desarrollo y valorar más la riqueza natural que tenemos, antes de que quedemos con nuestro paraíso destruido, es por eso que los animo a que se unan a la recolección de firmas virtuales que ha inicio el movimiento social del archipiélago de San Andrés y a revisar los enlaces que porndré en este espacio y que informan más al respecto.


Hace por lo menos dos semanas, los habitantes de las islas de San Andrés y Providencia han iniciado una serie de marchas y movimientos públicos con el propósito de frenar la exploración de varios de los cayos que conforman su territorio. Territorio en el que viven y trabajan, en el que tienen una economía. Economía que está totalmente ligada con la naturaleza y en consecuencia con el mar y los arrecifes de coral que allí se encuentran, considerados los más grandes del mundo y declarados  Reserva Mundial de la Biosfera por la UNESCO en el 2002  y Área Marítima Protegida por el gobierno nacional. Pero ni las marchas ni las declaraciones parecen importarle a José Armando Zamora, el director de la Agencia Nacional de Hidrocarburos, quien por el contrario ha dicho, muy descaradamente, que la reserva de Biosfera no prohíbe el desarrollo de actividades económicas. Y lo que ha dicho es verdad porque los raizales que habitan estas islas desde hace décadas  no han encontrado ningún impedimento en la reserva  de Biosfera para  desarrollar actividades económicas como la pesca, el cultivo y el turismo las cuales son parte del PIB de el país y están amigablemente relacionadas con el  ambiente. El problema está en que las actividades económicas, a las que se refiere el señor Zamora, implican exploraciones de los suelos debajo del mar, más conocidas  con el nombre de exploraciones sísmicas, que consisten  en  realizar excavaciones y pequeñas explosiones  generadoras de temblores,  práctica que trae como consecuencia la ruptura indiscriminada de los esqueletos de los corales que conforman el arrecife más grande del planeta. Tal como afirmó la microbióloga Mari Mow, la fragilidad y sensibilidad ecológica del archipiélago no lo hacen apto para la exploración de combustibles fósiles, porque la vida misma de los habitantes depende y seguirá dependiendo del capital natural de las islas.
Si nos ponemos en la actitud de ignorar todas las violaciones en las que ha incurrido la ANH: desde el no consultar a los raizales acerca de las exploraciones, procedimiento establecido en los artículos 329 y 330 de la constitución nacional; pasando por el olímpico salto al artículo 207 de el plan nacional de desarrollo, si de desarrollo es de lo que se habla, en el que claramente se prohíbe la exploración y explotación minera en arrecifes de coral; hasta con  la defensa que hacen en uno de sus comunicados , al decir que las zonas adjudicadas no están en el interior de la isla  sino costa afuera y, que por lo tanto,  no los perjudica de ninguna manera, comentario que es más que ridículo tratándose de una población que tiene una relación socioeconómica inminente con el mar. Podríamos intentar imaginar la existencia de una planta petrolera en el archipiélago y pese a todo no  es tan fácil. Ligado a esto ¿dónde quedaría la supuesta planta? sería esto una más de las decisiones por tomar el tan apetecido desarrollo económico aun cuando vaya en detrimento de la  biodiversidad, población y cultura.

Zamora asegura que se generarían empleos de todo tipo, para  las personas de las islas: desde transporte, alimentación, vigilancia, restauración hasta tareas más especializadas. Pero la pregunta es ¿a costa de que se generaría ese empleo? Y ¿Por cuánto tiempo se lograría esta reactivación económica? , seguramente solo mientras la planta es construida porque en cuanto se ponga en funcionamiento necesitarán de sus ingenieros petroleros y demás profesionales de esta área que hagan el verdadero trabajo de extracción de petróleo, por tanto es un aparente beneficio o una cortina de humo temporal puesto que cuando se contraten sólo ingenieros que van a provenir del interior del país los raizales, se quedarán cruzados de brazos , sin empleo y sin recursos para volver a su antiguas ocupaciones puesto que tal como ellos lo manifiestan, “nosotros no sabemos vivir del petróleo, solo sabemos vivir de los recursos marítimos. ¿Qué vamos a hacer cuando acaben con lo que nos da de comer?” si los raizales vuelven a su antiguo entorno y lo encuentran destruido lo único que se generará, como ya ha ocurrido en otros espacios como es el caso del desastre de la plataforma petrolífera Deepwater Horizon en el golfo de Méjico del cual todavía no se conocen en totalidad los efectos medioambientales, es un claro ejemplo de los riesgos que se corren cuando se le apuesta a la explotación petrolífera a ultramar, más aun tratándose de una reserva ecológica como lo es esta arrecife coralino Ya está claro que a la ANH no le importa el desarrollo de la población de lo contrario habrían seguido todos los protocolos legales sin excusarse, como lo hicieron, en que por ser exploraciones a 200 metros por debajo del mar no necesitaban licencia alguna, ¡como Pedro por su casa!

Para Germán Márquez, biólogo que ha trabajado por mas de 20 anos en las islas , “lo mas grave es que están proponiendo cambiarle la orientación al desarrollo del archipiélago y de una forma totalmente inconsulta” , al desarrollo al que se le están  apostando , es uno que pone en la cuerda floja,  además de la riqueza cultural y biológica , el bienestar y la salud de la comunidad sanandresana, cosa que recuerda la fabula de el perro que perdió  su hueso  al querer alcanzar aquel que al parecer era más grande y delicioso y que constituía solo su propio reflejo en el lago en el que se miraba, porque tal como lo han evidenciado los estudios epidemiológicos,  publicados en la revista de salud pública Panamericana, en las zonas petrolíferas de Ecuador existe una mayor incidencia de todo tipo de cáncer tanto en hombres como en mujeres e incluso se observa un aumento de la frecuencia de leucemias en niños. Sería muy bueno recordarle al señor Zamora y de paso a todos lo que apoyan el supuesto desarrollo, deseando el reflejo del hueso en el lago, que sabiamente Schaller dijo “las cosas que estimulan el espíritu son intangibles: los viejos bosques, un río claro, el vuelo de un águila, el espacio y el silencio  sin ruido de motores. Esos son los valores que las personas buscan y que todos necesitan”

Si bien es una verdad para muchos que el avance de un país solo está dado por el aumento de su PIB  el cual , tal como lo indica la teoría del derrame, cuando llegué a su punto máximo beneficiará a toda la población independientemente de su estrato social, la pregunta que se hace es ¿y mientras llega al punto máximo qué con los otros?  Márquez cuestiona otro aspecto absurdo de todo este plan basado en esas teorías de economía primitiva y es el hecho de que las posibilidades de instalar una planta petrolera en el archipiélago son mínimas. La zona tiene un área total de 52 kilómetros cuadrados y una densidad poblacional que supera cinco veces a la de Colombia, no quedaría espacio para una planta, tendrían que sacar gente para algún lado o hacer una ciudad flotante. Queda el sinsabor, la duda latente de si estos “expertos en desarrollo”  han pensado en esto o si para ellos son minucias, pequeñeces, lo que esta  muy claro es la frasecita celebre de sabiduría popular “uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde”




domingo, 25 de septiembre de 2011

Entregamos la verdadera riqueza por un poco de dinero

Crecimiento económico no es igual a destrucción ambiental, pero eso es algo que las industrias de explotación minera no han entendido en su complejidad. El conflicto ambiental  inicia cuando, a comienzo de este año, la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH) adjudicó a Ecopetrol la exploración de un área de la  Isla de providencia, sigue con la denuncia del ministerio de medio ambiente, hace un mes, de los 38 títulos mineros otorgados para explotar 36.400 hectáreas de parque naturales colombianos y continua con la más reciente construcción de una planta de extracción de gas nafta en la rivera del río Sutamarchán en Boyacá, todas las cuales amenazan con destruir el paisaje, desplazar a sus habitantes y disminuir el turismo de la zona.


El argumento de los defensores de estos proyecto es el del desarrollo económico como base para mejorar  la calidad de vida, tal como afirmó el representante a la cámara por San Andrés Julio Gallardo al referirse a la futura planta petrolera:”nuestro país tiene todo el derecho a explorar la riqueza natural, si se logran regalías en cantidades apreciables, esto generará aun modus vivendi absolutamente mejor para los habitantes”; pero la voz de los ambientalista no se ha hecho esperar, como es el caso de June Marie Mow  quien dice: “ este proyecto ignora a todas luces, las características de la biodiversidad costera y marina y las dificultades para aislar las perturbaciones en su entorno” ”. Es necesario cambiar el concepto que se tiene acera del desarrollo y valorar más la riqueza natural que tenemos, antes de que quedemos con nuestro paraíso destruido, es por eso que los animo a que se unan a la recolección de firmas virtuales que ha inicio el movimiento social del archipiélago de San Andrés y a revisar los enlaces que pondré en este espacio y que informan más al respecto.


Hace por lo menos dos semanas, los habitantes de las islas de San Andrés y Providencia han iniciado una serie de marchas y movimientos públicos con el propósito de frenar la exploración de varios de los cayos que conforman su territorio. Territorio en el que viven y trabajan, en el que tienen una economía. Economía que está totalmente ligada con la naturaleza y en consecuencia con el mar y los arrecifes de coral que allí se encuentran, considerados los más grandes del mundo y declarados  Reserva Mundial de la Biosfera por la UNESCO en el 2002  y Área Marítima Protegida por el gobierno nacional. Pero ni las marchas ni las declaraciones parecen importarle a José Armando Zamora, el director de la Agencia Nacional de Hidrocarburos, quien por el contrario ha dicho, muy descaradamente, que la reserva de Biosfera no prohíbe el desarrollo de actividades económicas. Y lo que ha dicho es verdad porque los raizales que habitan estas islas desde hace décadas  no han encontrado ningún impedimento en la reserva  de Biosfera para  desarrollar actividades económicas como la pesca, el cultivo y el turismo las cuales son parte del PIB de el país y están amigablemente relacionadas con el  ambiente. El problema está en que las actividades económicas, a las que se refiere el señor Zamora, implican exploraciones de los suelos debajo del mar, conocidas más con el nombre de exploraciones sísmicas, que consisten  en  realizar excavaciones y pequeñas explosiones  generadoras de temblores,  práctica que trae como consecuencia la ruptura indiscriminada de los esqueletos de los corales que conforman el arrecife más grande del planeta. Tal como afirmó la microbióloga Mari Mow, la fragilidad y sensibilidad ecológica del archipiélago no lo hacen apto para la exploración de combustibles fósiles, porque la vida misma de los habitantes depende y seguirá dependiendo del capital natural de las islas.

Si nos ponemos en la actitud de ignorar todas las violaciones en las que ha incurrido la ANH: desde el no consultar a los raizales acerca de las exploraciones, procedimiento establecido en los artículos 329 y 330 de la constitución nacional; pasando por el olímpico salto al artículo 207 de el plan nacional de desarrollo, si de desarrollo es de lo que se habla, en el que claramente se prohíbe la exploración y explotación minera en arrecifes de coral; hasta con  la defensa que hacen en uno de sus comunicados , al decir que las zonas adjudicadas no están en el interior de la isla  sino costa afuera y, que por lo tanto,  no los perjudica de ninguna manera, comentario que es más que ridículo tratándose de una población que tiene una relación socioeconómica inminente con el mar. Podríamos intentar imaginar la existencia de una planta petrolera en el archipiélago y pese a todo no  es tan fácil. Ligado a esto ¿dónde quedaría la supuesta planta? sería esto una más de las decisiones por tomar el tan apetecido desarrollo económico aun cuando vaya en detrimento de la  biodiversidad, población y cultura.

Zamora asegura que se generarían empleos de todo tipo, para las personas de las islas: desde transporte, alimentación, vigilancia, restauración hasta tareas más especializadas. Pero la pregunta es ¿a costa de que se generaría ese empleo? Y ¿Por cuánto tiempo estaría? , seguramente solo mientras la planta es construida por que en cuanto se ponga en funcionamiento necesitarán de sus ingenieros petroleros y demás profesionales de esta área que hagan el verdadero trabajo de extracción de petróleo, tal y como los raizales han manifestado, “nosotros no sabemos vivir del petróleo, solo sabemos vivir de los recursos marítimos. ¿Qué vamos a hacer cuando acaben con lo que nos da de comer?” si los raizales vuelven a su antiguo entorno y lo encuentran destruido lo único que se generará, como ya ha ocurrido en otros espacios como es el caso de ecuador y Méjico, es migraciones y subempleo. Ya está claro que a la ANH no le importa el desarrollo de la población de lo contrario habrían seguido todos los protocolos legales sin excusarse, como lo hicieron, en que por ser exploraciones a 200 metros por debajo del mar no necesitaban licencia alguna, como Pedro por su casa!

los pros y los contras de la minería

domingo, 11 de septiembre de 2011





Hace por lo menos dos semanas, los habitantes de las islas de San Andrés y Providencia han iniciado una serie de marchas y movimientos públicos con el propósito de frenar la exploración de varios de los cayos que conforman su territorio. Territorio en el que viven y trabajan, en el que tienen una economía. Economía que está totalmente ligada con la naturaleza y en consecuencia con el mar y los arrecifes de coral que allí se encuentran, considerados los más grandes del mundo y han sido declarados  Reserva Mundial de la Biosfera por la UNESCO en el 2002  y Área Marítima Protegida por el gobierno nacional. Pero ni las marchas ni las declaraciones parecen importarle a José Armando Zamora el director de la Agencia Nacional de Hidrocarburos, quien por el contrario ha dicho, muy descaradamente, que la reserva de Biosfera no prohíbe el desarrollo de actividades económicas. Y lo que ha dicho es verdad porque los raizales que habitan estas islas desde hace décadas  no han encontrado ningún impedimento en la existencia de Biosfera para  desarrollar actividades económicas como la pesca, el cultivo y el turismo las cuales son parte del PIB de el país y están amigablemente relacionadas con el  ambiente. El problema está en que las actividades económicas, a las que se refiere el señor Zamora, implican exploraciones de los suelos debajo del mar, conocidas más con el nombre de exploraciones sísmicas, que consisten  en  realizar excavaciones y pequeñas explosiones  generadoras de temblores,  práctica que trae como consecuencia la ruptura de los esqueletos de los corales que conforman el arrecife más grande del planeta.Tal como afirmó la microbióloga Mari Mow, la fragilidad y sensibilidad ecológica del archipiélago no lo hacen apto para la exploración de combustibles fósiles, porque la vida misma de los habitantes depende y seguirá dependiendo del capital natural de las islas.

Si nos ponemos en la actitud de ignorar todas las violaciones en las que ha incurrido la ANH: desde el no consultar a los raizales acerca de las exploraciones, procedimiento contenido en los artículos 329 y 330 de la constitución nacional; pasando por el olímpico salto al articulo 207 de el plan nacional de desarrollo, si de desarrollo es de lo que se habla, en el que claramente se prohíbe la exploración y explotación minera en arrecifes de coral , hasta con  la defensa que hacen en uno de sus comunicados , al decir que las zonas adjudicadas no están en el interior dela isla  sino costa afuera y que por lo tanto no los perjudica de ninguna manera, comentario que es más que ridículo tratándose de una población que tiene una relación socioeconómica inminente con el mar. Podríamos intentar imaginar la existencia de una planta petrolera en el archipiélago y pese a todo no  es tan fácil ya que esta isla tiene un área de 52 kilómetros cuadrados y una población cinco veces mayor a la de la capital. Ligado a esto ¿dónde quedaría la supuesta planta? sería esto una más de las decisiones por obtener el tan apetecido desarrollo económico aun cuando vaya en detrimento de la  biodiversidad, población y cultura.

domingo, 21 de agosto de 2011



Crecimiento económico no es igual a destrucción ambiental, pero eso es algo que las industrias de explotación minera no han entendido en su complejidad . El conflicto inicia cuando, a comienzo de este año, la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH) adjudicó a Ecopetrol la exploración de un área de la  isla de providencia, sigue con la denuncia, hace un mes, de los 38 títulos mineros en 36.400 hectáreas de parque naturales colombianos y continua con la más reciente construcción de una planta de extracción de gas nafta a 15 minutos de villa de leyva, todas las cuales amenazan con destruir el paisaje, desplazar a sus habitantes y disminuir el turismo de la zona. El argumento que ondean todos los defensores de estos proyecto es el del desarrollo económico como base para la calidad de vida, ejemplo de esto es el alcalde de Sutamarchán Carlos Roberto Castellanos quien se refirió a la planta de Ecopetrol en construcción:”creemos que es un gran proyecto, en el que se va a beneficiar al pueblo, con el uso de mano de obra local y algunas compensaciones por su construcción” ; pero la voz de los ambientalista no se ha hecho esperar, como es el caso de Guillermo Torres quien dice: “ el proyecto se ubica en una zona de alto riesgo de remoción de masas y de actividad sísmica con antecedentes históricos . No creo  necesario esperar a ver las consecuencias de nuestro paraíso destruido para que valoremos la verdadera riqueza que tenemos , es por eso que los animo a que se unan a la recolección de firmas virtuales que ha inicio el movimiento social del archipiélago de San Andrés y a revisar los enlaces que pondré en este espacio y que informan más al respecto.